V I N D I C A N D A H I S T Ó R I C A



*A  S  T  I  C  A


Este nombre, supuestamente antiguo, supuestamente real, es una reconstrucción que  proponemos  en lugar del documentado Attica.
Porque Attica  figura en el relato latino de  P. Orosio  acerca de las guerras cántabras allí donde L. A. Floro,  el otro historiador, que narra el mismo hecho, escribe  Bergida.
Pero nosotros estamos tan convencidos de haber identificado la mencionada Bergida en Burón (Riaño, León) que nos aplicamos a la recuperación de un posible Attica en el mismo lugar, que sea conciliable con el Bergida seguro para nosotros.
Nos parece que sólo caben dos posibilidades: o Attica es otro nombre para designar a Bergida, o se trata de otro castro, que haya podido funcionar en aquella ocasión al par de Bergida.
Escribe Floro: “Primeramente se luchó contra los cántabros bajo las muralla de Bergi-da…”  (II, 71, 49).  A su vez Orosio: “Entonces, al fin, los cántabros, habiendo trabado gran combate bajo las murallas de Attica…” (V, 421, 5). Comoquiera que uno y otro enlazan con la campaña del Monte Vindio, como inmediatamente siguiente, no cabe la menor duda posible;  se trata de la misma batalla, que se libró bajo las murallas, tanto de Bergida, como de Attica.
Ahora bien, frente a la identificada Bergida, que ocupa la margen derecha del río, pero en la izquierda y sobre montaña, se asienta el castro de la Peña la Magdalena, en el cual  habrá de recaer el nombre de Attica o, por lo menos, uno tal que haya podido ser  confundido con  Attica.
He  aquí los pasos de la  reconstrucción desarrollada,  que acaba en el presunto Astica.
El río que pasa  bajo la Peña de la Magdalena, lo más próximo al castro, se llamó en la Antigüedad Astura, el río fronterizo de cántabros y astures, que da nombre a los úl-timos. Ahora bien, Astura es compuesto de Asta y Ura, un compuesto que se forma según la pauta de Guadiana, el cual consta del árabe wad- y el prerromano –Ana, que son ambos nombres de agua. Se trata de un compuesto reduplicativo, muy documentado en la hidronimia primitiva.
Pues bien,  si el río se llamó Asta primeramente, no es difícil que el castro situado sobre él se haya llamado *Astica, referido a su río,  algo así como “ribereña”, pues el sufijo a-bunda en la zona en torno, como vemos en Camarica, Tamarica, Moroica, Vellica, Asturica. De hecho muchos nombres antiguos de castro incluyen la referencia al río, que los flanquea y abastece.
Aun podríamos decir que *Astica suena muy semejante al histórico Asturica,  formado con  el  ya compuesto Astura. Es bien comprensible que un amanuense habituado al nombre de Attica, el territorio de Atenas, lo haya leído y escrito equivocadamente al tropezar con un desconocido *Astica.
Por lo demás, dada la situación de la Peña de La Magdalena frente a Bergida, es normal que una gran batalla se desarrolle bajo las murallas de ambos castros, en la llanura. Y también es normal que Orosio, posterior a Floro, mencione *Astica, dado que Floro se había decantado por Bergida.



B E R G I  D A


La primera batalla campal,  acaso la única importante,  que fue librada por las legiones de Augusto contra los cántabros, tuvo lugar bajo las murallas de Bergida, según Floro, y bajo las murallas de Attica, según Orosio. Acabamos de reconstruir un posible *Astica en lugar del extraño Attica, de la mano de Bergida en Burón. Pero es imprescindible si-tuar correctamente a Bergida, un problema que ha podido alcanzar las dimensiones de un enigma, sea por su propia dificultad, sea por los tratamientos que ha recibido, superficiales en todo caso.
El tema, o mejor el tratamiento del mismo, presenta ramificaciones diversas, que han llegado a convertirlo en algo semejante a un enigma. Frente a ellas formularemos una serie de considerandos, que han de converger a la solución para otorgarle tanto mayor consistencia cuanto mayor ha sido la inoperancia de las tentativas de solución alum-bradas hasta el presente.
En primer lugar, tanto en el plano lingüístico de la lectura de Floro, como en el geo-gráfico, se ha procedido por mero desconocimiento de una Bergida real. Si nosotros podemos presentar una Bergida real, que responda plenamente a las exigencias del relato histórico, todas las especulaciones pasadas pueden archivarse por superfluas e improcedentes.