La Vía de la Plata I



A la tan traída y llevada, por demás célebre Vía de la Plata, quisiéramos 
dar aquí un tratamiento conciliador desde un punto de vista lingüístico, 
el que también ha sido traído y llevado, como por contagio con las idas y 
venidas en los demás aspectos del camino. 

Comenzaremos por localizar la aplicación del nombre a la vía, para luego 
indagar el significado conceptual del mismo, el que hubo de albergar al 
principio de su aplicación a la misma. 

Testimonios históricos de la denominación del camino. 

En un extenso trabajo titulado: Sobre el topónimo “Camino de la Plata” y 
el eje S-N/N-S del Occidente hispano, publicado por Diego M. Muñoz 
Hidalgo, en El Nuevo Miliario, 11, diciembre 2010, se documenta muy 
copiosamente, incluso de modo gráfico, la incidencia del nombre “de la 
Plata” en el sector sur a lo largo de siglos. 

A nosotros, colocados en el plano lingüístico, se nos brinda la materia más 
apetecible y eficaz en orden a la interpretación. Y, en primer lugar, nos 
disponemos a la síntesis o sistematización del material, con vistas a una 
interpretación lingüística, nuestro único propósito. 

Foto: Vía Cáparra

La documentación presentada por este autor, pública y privada, consta 
de mapas y de testimonios particulares, la mayor parte relativos a viajes. 
Diríamos que las dos fuentes de información se complementan de un 
modo admirable. 

Sobre los mapas cabe hacer notar que son esquemáticos, lo que, lejos de 
restarles valor, en este caso lo acrecienta, pues tanto más destaca la 
importancia del camino por el carácter sumario del mapa. 
También los informes particulares presentan un valor añadido porque se 
refieren al camino en un sentido no solo meramente práctico, sino hasta 
patente y aun familiar. 

Tomamos de la citada fuente los datos que más convienen a nuestro 
propósito, el propiamente lingüístico. Y de la sobreabundante galería  
desplegada por el autor seleccionamos un grupo de testimonios, en 
primer lugar el constituido por los más abarcadores del camino, para 
detenernos en una constelación determinada, en la que tratamos de aislar 
nuestra clave del topónimo La Plata.


Nota: Próxima etapa, domingo 9 de marzo.