ALFONSO X, EL SABIO, Y
EL PATRIMONIO REGIO EN LIÉBANA
Un documento que
desconocíamos al escribir sobre el patrimonio regio en Liébana, documento
perteneciente al rey Alfonso X, el Sabio, y datado en 1255, es el que a
continuación reseñamos. Por él se concede a Pedro Díez de Castañeda la Casa de
Santa Olaya de Lon por sus términos: de Fuentetejuela a las peñas de Andra, a
la sierra de Manjón y al vado de Caravaño. Y, según viene el río Deva, los
llanos del Vallinero y las sernas del Padruno.
“… mi lugar de Lon con el aldea de Brez, el barrio de
Sant Pelayo con su eglesia e con las mis sernas… e con los vasallos e suelos
poblados e despoblados e con todo el sennorío…, la dicha iglesia de Santa
Olalla e Sant Çibrian… la qual casa e lugares son situados en Liébana, en Valde
Varo…”.
“Otrosí vos do e fago merced de los vasallos, solares
poblados e despoblados e heredades que yo he en Beares, e con los vasallos e
solares poblados e despoblados que yo he en Tanarrio…”
“Otrosí vos do e fago merçed de Sernalón e de las vegas
que son baxo de La Frecha e de Los Llanos e sernas de La Agüera e de las sernas…”*
En primer lugar, hemos
de advertir que el documento, aquí sólo en extracto, se refiere constantemente
a los terrenos de su propiedad, que el rey concede, juntamente con su casa de
Santa Olalla de Lon, al citado caballero. Aparece, pues, el mismo rey como
propietario en una extensa zona, comprendida entre Potes y el Deva, por debajo,
y la peña misma de Ándara, por alto.
En particular, a tenor
del documento, Alfonso X se revela propietario en la órbita estricta de Pelayo,
tal y como la hemos bosquejado. Pues era propietario, no sólo Lon, sino del
punto clave para nosotros, es decir Brez, el Brez de la Crónica, según nuestra
identificación (“mi lugar de Lon con el
aldea de Brez…”). Y aún más; era propietario de San Pelayo, el cual es
citado conjuntamente con Brez en la misma sentencia: “mi lugar de Lon con el aldea de Brez, el barrio de Sant Pelayo con su
iglesia e con las mis sernas, assi prados como tierras e vinas, con todas las
otras heredades que son en los dichos lugares, e con los vasallos e suelos
poblados e despoblados…”
Y se preocupa de situar
los lugares en la región a que pertenecen: “la
qual casa e lugares son situadas en Liébana, en Valde Varo”
La pregunta es
categórica: ¿De dónde le viene al rey Alfonso X, en pleno siglo XIII, las
heredades que para nosotros constituyen el núcleo del escenario, en el que,
según la Crónica de Alfonso III, se movió el insurrecto Pelayo?
El lector que haya
seguido este capítulo titulado: PELAYO. LA VÍA DEL NOMBRE. SAN PELAYO, TÉRMINO
DE BARÓ. PATRIMONIO REGIO, encaminado a situar a Pelayo en San Pelayo,
comprenderá cómo el presente documento debe desarrollar y comprobar plenamente
aquellos atisbos con su formidable aportación acerca del patrimonio regio.
Porque allí, a base del patrimonio de Alfonso VIII en Llan de Re (Baró), a
derecha del Deva, insinuábamos la conexión con San Pelayo, situado en la otra
orilla.
Nos valíamos de indicios
acaso cuestionables, aunque para nosotros hacían las veces de la punta del
iceberg, que ahora se nos manifiesta en toda su radicalidad.
Ahora se patentiza la posesión
regia de Alfonso X, biznieto de Alfonso VIII, desde la orilla del río al macizo
de Ándara, incluyendo la aldea de Brez y el barrio de San Pelayo, citados a la
par, como corresponde a la geografía, por no decir a la historia misma.
Dentro de lo que parece
verosímil en relación con la temática presente y con la previsible documentacion
al respecto, no podíamos haber aspirado a tanto.
Uno de los indicios que
dábamos de la conexión de Llan de Re, como propiedad, con la ribera opuesta, o
de San Pelayo, es la existencia de tres puentes antiguos, muy próximos entre
sí. Pues bien el deslinde, que ahora se hace por la margen opuesta, se atiene a
Carabaño y Beares, dos términos que corresponden exactamente con dos de los
citados puentes.
También es el momento de
recordar las propiedades de Alfonso VIII y su padre, Sancho III, en el valle de
Buyón, que recogimos a su vez, y por cierto en apoyo de la tradición de Alfonso
I el Católico en relación con Torices. Este último se perfila más y más como sennor de labyna, como le caracteriza el
poema de Fernán González, es decir, “Señor de Liébana”.
La profusión de
documentos que, a lo largo de siglos, testimonian de las posesiones del rey en
Liébana, constituyen un tema por sí mismo. Y de tal modo asientan la figura de
Alfonso I en la región que, una vez colocado Pelayo en acción en Brez por
fuerza de la Crónica, y aun acaso en Cosgaya por todo lo expuesto, y admitido
su parentesco inicial con su yerno Alfonso, como entrañado en el praecipiente Pelayo, también el mismo
Pelayo parece ser justamente lebaniego.
*M. HERRERO JIMÉNEZ, Documentos de la Colección de
pergaminos del Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (934-1300). El
Reino de León en la Edad Media XI,129-131. Colección “FUENTES Y ESTUDIOS DE LA
HISTORIA LEONESA. Nº 105”
Este texto es el correspondiente al encarte de la página 81(bis) del libro "La rebelión de Pelayo". Texto añadido al libro editado a consecuencia de posteriores estudios del autor.